jueves, 20 de marzo de 2014

El sufrimiento como opción

Tal día como hoy, el 20 de marzo de 1945 nació Gabrielle Andersen-Scheiß. Seguramente ese nombre no os diga nada, sin embargo, tod@s la habéis visto. Gabrielle Andersen participó en la Maratón de la Olimpiada de Los Angeles ´84; fue la primera vez en la historia que se disputaba la maratón femenina en una cita olímpica. A sus 39 años, Gabrielle por fin podría cumplir su sueño, correr su primera (y seguramente última) maratón olímpica. 
El hecho de acabar la carrera en un discreto puesto 37 no fue lo que hizo que pasase a la historia del atletismo, la forma en que lo hizo, si. El sofocante calor de Los Angeles, una humedad del 96% y el hecho de pasarse sin querer el puesto de agua fueron la suma que dio como resultado una de las imágenes más duras e impactantes de la historia del atletismo. Cuando Gabrielle entró en el estadio olímpico el público allí presente emitió un largo suspiro que dió paso a un angustioso silencio, un silencio que duró casi 6 minutos, los que tardó la corredora suiza en completar la vuelta a la pista de atletismo. Al borde de la deshidratación, tambaleándose, con los brazos inertes y la mirada perdida, rechazó la ayuda de los médicos, pues de haber sido atendida la habrían descalificado, y ella sabía que no habría más oportunidades de ser olímpica. Parándose, haciendo eses y a punto de perder la verticalidad, logró cumplir su sueño antes de cruzar la meta y desplomarse a consecuencia del esfuerzo realizado. Tras recibir atención médica durante más de dos horas, logró ser reanimada.
 Como cosecuencia de este hecho, el Comité Olímpico Internacional cambió las normas y entró en vigor la conocida como "Norma Scheiss", segun la cual se permite la atención médica a l@s corredor@s de maratón sin que medie descalificación. Tal y como afirma el gran Haruki Murakami en su libro "De que hablo cuando hablo de correr"(cuya lectura os recomiendo): "El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional".

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