lunes, 20 de octubre de 2014

XIV Media Maratón Virgen de las Cruces

Como cada octubre desde hace ya catorce años, el Ayuntamiento de Don Benito y el Club Maratón Vegas Altas organizan esta carrera que, a pesar de lo saturado del calendario, sigue manteniéndose como una cita obligada, sobre todo entre los atletas de las comarcas más cercanas, La Serena y Vegas Altas. Este año  tomamos la salida unos 200 atletas.
Se trata de una carrera muy bien organizada, perfectamente medida y que discurre casi en su totalidad por pistas forestales, teniendo solamente 2 kilómetros de trazado urbano, y en mi opinión, ese es un detalle a mejorar. Por lo demás, un trato al corredor excelente, avituallamientos cada 5 kilómetros con agua e isotónica, fruta y pizza en meta, y una generosa bolsa del corredor que incluía agua, varias piezas de fruta, camiseta técnica conmemorativa, gorra de tejido técnico, muñequera portallaves, medalla de finisher, etc. El hecho de que no haya premios en metálico "espanta" a la que podríamos considerar "élite regional" que desde hace varias ediciones no acude a disputar esta prueba, de marcado carácter popular. En cuanto a la carrera en sí, el día amaneció perfecto: Muy buena temperatura, ausencia de viento y buen ambiente desde primera hora en la Plaza de España de Don Benito. Se daban todos los ingredientes para disfrutar de una gran mañana de atletismo...todos menos el principal...Una gastritis que venía arrastrando desde el día anterior daría al traste con las esperanzas con las que afrontaba esta carrera, borrando de un plumazo las buenas sensaciones y los buenos entrenamientos con los que la había preparado. A pesar de que por la mañana mi estado de salud era algo mejor que la noche anterior, ya desde el inicio de la carrera notaba que algo no iba bien y que acabaría teniendo problemas. 
Desde el inicio me ubico con un grupo de cinco atletas de diferentes clubes y empiezan a caer los kilómetros uno tras otro a un ritmo de 4:20, intentando centrarme en la carrera y confiando en que con el paso de los kilómetros mis molestias estomacales remitiesen. En torno al kilómetro 7 me planteo parar, pues siento un constante dolor abdominal que provoca que cualquier ritmo de carrera sea incómodo para mí, pero decido seguir adelante descolgándome del grupo en el que iba y tomandomelo aún con más calma. El paso por el kilómetro 10 lo hago en 47 minutos, y el kilómetro 13 lo hago justo en una hora, sorprendido porque a pesar del malestar que me acompaña desde la salida, los ritmos no son malos. Esta parte de la carrera, la que transcurre entre los kilómetros 11 y 15 es una zona de toboganes con fuertes desniveles que discurren por un entorno espectacular pero que son objeto de controversia entre los participantes. A mí me encantan, de hecho, es la parte de la carrera que más me gusta, pero entiendo a aquellos que afirman que no tiene sentido meter esos 4 kilómetros que solo sirven para romper el ritmo y evitar hacer una buena marca en la línea de meta, y que bien podrían ser sustituidos por más kilómetros dentro del casco urbano. Para los que no conocéis esta carrera, es como si de repente durante esos 4 kilómetros nos metiésemos en un circuito de cross: Cuestas con importantes desniveles, barro, giros de 180º...vamos que o lo amas o lo odias, pero es una zona que no deja indiferente a nadie. En la citada zona y a pesar de que lo irregular del terreno me obliga a bajar considerablemente el ritmo adelanto a varios atletas casi sin querer, lo cuál me anima y reconforta, pues parece que los entrenamientos en cuestas y las varias tiradas semanales por el Parque de Tres Arroyos que realizo últimamente están dando resultado, así que con esa inyección de moral encaro la parte más favorable de la carrera, kilómetro 15, el crono marca 1:09, restan 6 kilómetros de llano y en ligera bajada hasta llegar de nuevo a Don Benito, con lo que después de todo parece que se pueden "salvar los muebles". 
Pero justo cuando atravieso la pasarela de piedra que sirve para cruzar el río Ortiga el dolor en el abdomen comienza a agudizarse, empiezo a sentir náuseas y tengo que parar, pues el asunto se pone feo de verdad. De ahí al final un calvario, alternando tramos andando con tramos corriendo, olvidándome de mirar el tiempo y albergando serias dudas sobre si sería capaz de terminar o no. A dos kilómetros y medio de meta me rescatan dos buenos "samaritanos" del Club Maratón Cáceres que, al verme parado, empiezan a animarme y aflojan su ritmo diciéndome que me enganche a ellos y continúe, cosa que hago, pero apenas puedo completar 300 metros, así que les agradezco el detalle y les digo que sigan pues no voy a poder aguantar ni siquiera ese ritmo, por lo que continúo solo ese último tramo de carrera. Por fin el último kilómetro, vuelta al asfalto, calle Miguel Arias, giro hacia la Plaza de España, miro el reloj sobre el arco de meta y veo la minutada que, visto lo visto, ni me importa, pues al menos logré terminar. Un tiempo final de 1:52:51 como colofón a una mañana para olvidar. Al menos ganó el Atleti, que siempre ayuda.