lunes, 17 de octubre de 2016

XVI Media Maratón Virgen de las Cruces

Hay una especie de ritual que vengo repitiendo cada mes de octubre. Da igual que llueva, haga sol o viento...la cita con la Media Maratón de Don Benito es una fecha marcada por defecto en mi calendario. A pesar de que el idilio con esta carrera dura ya bastante tiempo, se trata de un amor no correspondido, pues siempre acabo con un sabor agridulce. Si bien en otras ediciones la he preparado bien y he llegado en una forma física aceptable, este año no ha sido el caso, por tanto, el sufrimiento de la carrera no ha sido una sorpresa.
Escuadra blanquinegra
 Llego a la Plaza de España de Don Benito sobre las 9:30 h., con bastante tiempo para recoger el dorsal y cambiarme sin agobios, y a esa hora aún no había mucho ambiente. Tras la recogida de dorsal y algún que otro saludo, caliento un poco y me dirijo al arco de salida. Allí me encuentro con mis compañeros del Club Atletismo Badajoz Manolo "Bittácora", Lolo Sache, y Abel. Foto de rigor, intercambio de opiniones sobre la dureza de esta media maratón y a correr. Como es habitual me lo tomo con bastante calma, y en esta ocasión con más motivo, pues iba muy corto de entrenamientos y no era cuestión de hacer locuras. Ese hecho, unido a la "alegría" con la que el personal se tomó la salida, hicieron que pronto me quedase en la parte más atrasada del pelotón. En estas veo a Zsuzanna Brezovai y a una de sus compañeras del Atletismo Santa Marta, así que decido engancharme a ellas y "chupar rueda", pues Zsuzanna siempre es una buena referencia. Hago con ellas el primer tercio de carrera, pero pasado el kilómetro 7 me descuelgo, pues voy un poco justo y noto que ellas van de menos a más. Ese iba a ser el primer momento malo de la carrera. Tras el paso por la ermita, que este año se realizaba por el interior del recinto (todo un acierto en mi opinión), acelero un poco y tengo las mejores sensaciones en carrera. Enseguida empiezo a remontar posiciones y logro hacer tres kilómetros a 4:15, cosa que me ilusiona bastante, pues las sensaciones son buenas y parece que la "pájara" que sufrí hacía solo un rato ya es historia. Pero sobre el kilómetro 14 empiezo a notar como las fuerzas me abandonan, noto esa pesadez en las piernas y esa sensación de vacío que más de un corredor habrá tenido en alguna ocasión.
Salida. Foto: Sánchez-Miranda
Así que tocaba ser conservador, levantar el pie y olvidarse de remontadas y buenas sensaciones. Poco a poco van cayendo los kilómetros, Don Benito se ve cada vez más cerca y a pesar de lo justo que voy y de que no tengo buenas sensaciones, voy ganando algunas posiciones, lo cuál me sorprende, pero esta carrera es engañosa y suele hacerse muy larga si no vas bien preparado o te tomas la primera parte con demasiadas alegrías. En el kilómetro 19 me da un pinchazo y el gemelo de la pierna derecha se me sube, lo cuál me obliga a hacer unos metros andando; recupero y me engancho de nuevo a la carrera, afrontamos el segundo paso por la Ermita de San Sebastián, y esa cuesta hace estragos en más de uno a esas alturas de carrera, y no son pocos los que optan por subir andando, cosa que aprovecho para ganar algunas posiciones más.
Paso Ermita San Sebastián. Foto: Ser Vegas Altas
Tras el paso por la citada ermita, bajada pronunciada, un par de curvas y a por el último kilómetro. Los últimos 500 metros los hago prácticamente andando, completamente acalambrado, acordándome de todos los entrenos que dejé de hacer para llegar en mejores condiciones. 1 hora, 45 minutos y 50 segundos, ese fue el parte de guerra. Este año el trazado de la carrera tenía algunas novedades. En mi opinión es un acierto el hecho de haber aumentado los kilómetros por el casco urbano de Don Benito, y eso que la zona de toboganes de Doña Blanca por la que se pasaba en ediciones anteriores me encantaba, pero reconozco que para muchos era un calvario y rompía el ritmo de aquellos que aspiraban a hacer buenas marcas. El doble paso por la Ermita de San Sebastián es todo un acierto, aunque en mi opinión el primero se hace demasiado pronto, y sin tiempo de haber entrado en calor para afrontar la exigente cuesta.
Meta. Foto: Sánchez-Miranda
Por lo demás, la organización de la carrera perfecta: El trato a los corredores antes, durante y después de la misma me pareció espectacular, sobresaliente. La bolsa del corredor y los servicios y atenciones una vez finalizada la carrera fueron de diez. Creo que esos detalles son los que diferencian a una gran carrera de una carrera del montón. Enhorabuena al Club Maratón Vegas Altas porque lo han bordado. Nos veremos en 2017.

Nos vemos corriendo.